martes, 16 de diciembre de 2014

CINE Y COLONIALISMO INGLÉS IV: Tres lanceros Bengalíes


Tres lanceros Bengalíes (1935), de Henry Hathaway, también se podría situar en el mismo tempo histórico que La india en llamas,  cuando las fuerzas inglesas se las veían y deseaban para mantener la estabilidad a lo largo de sus fronteras.
La película está basada en la “supuesta” autobiografía del soldado, aventurero y escritor Francis Yeats-Brown, según las críticas un libro mal escrito, con algunos toques fantasiosos y exagerados que hacen pensar que el amigo Francis le echó bastante imaginación a su periplo en el regimiento de Bengalíes.
El argumento gira alrededor de las peripecias de tres soldados ingleses en el regimiento 41º de Bengala, durante el levantamiento en armas de un tal Mohammed khan, uno de los rajás que se sublevaron en aquellos años.


El alger ego de Yeats-Brown en el film es el personaje que interpreta Richard Cromwell, el joven hijo del coronel del regimiento que se traslada a la India para intentar estar a la altura del padre. Pero el chico es bastante díscolo, se enamora de una muchacha que viaja con el rajá y acaba secuestrado por este cuando decide traicionar a los ingleses. Los personajes encarnados por Gary Cooper y Franchot Tone irán en su rescate, aún a sabiendas de estar incumpliendo las ordenes de sus superiores.

Este excelente film de aventuras con toques de comedia es uno de los mejores que dirigió el no menos excelente Henry Hathaway; el guión es una delicia y la labor de dirección del realizador de El jardín del diablo es muy sólida.
Hathaway era un maestro en la puesta en escena y un magnífico director de actores; además aquí logra el perfecto equilibrio entre comedia y cine bélico, haciendo que los pasajes menos realistas de la biografía de Yeats-Brown se conviertan en acertadas secuencias cómicas, gracias sobretodo a las soberbias interpretaciones del trío de lanceros: Cooper, Tone y Cromwell.
Especialmente hay que reseñar la actuación de Cooper, que en aquel año alcanzaba ya el estatus de estrella absoluta de Hollywood.
Tampoco se quedan atrás los secundarios del film, con el siempre caballeresco C. Aubrey Smith y Guy Standing a la cabeza.

Tres Lanceros Bengalíes se sube al carro de una etapa del cine norteamericano que no tenía problemas en ensalzar el colonialismo inglés (55 días en Pekín) y satanizar al enemigo musulmán. 

Aunque hay que dejar de lado –que no olvidar- estas cuestiones políticamente incorrectas para no enturbiar el disfrute del film, la película también tiene sus mensajes positivos, ya que trata de valores antaño fundamentales, como el honor, el valor o el compañerismo, cuestiones que curiosamente fuera del ámbito castrense –y quizás también dentro de él- están cada día, y desgraciadamente, más olvidadas.

Por último, cabe mencionar también las –escasas- escenas de  acción; especialmente en la parte final, la película rebosa emoción y espectacularidad, y en estos aspectos –bueno, y en los otros todavía menos- no tiene nada que envidiar a cualquier producción actual Hollywoodiense. Muy recomendable.

Volviendo a los acontecimientos históricos, decir que los postreros años del colonialismo estuvieron marcados por la creciente determinación del pueblo Indio de lograr su independencia. A finales del siglo XIX los indios empezaban a entrar en los concejos provinciales y a principios del siglo XX surgió la figura clave de Mohandas Gandhi, político y pensador que consiguió movilizar a las masas para protestar contra el colonialismo británico.

Tras la intervención de la India en la Segunda Guerra Mundial,
estalló una confrontación entre hinduistas y musulmanes, ya que La Liga musulmana estaba dispuesta a crear un estado musulmán en Pakistan. Las protestas se convirtieron en disturbios, y estos se cobraron más de cinco mil víctimas, por lo que la corona británica –debilitada después de la guerra- decidió conceder la independencia al país, pero eso sí, dividiendo la India en dos.
Gandhi, a pesar de que iba a lograr su ansiado sueño, se opuso a la propuesta de separación; finalmente el 14 y 15 de Agosto de 1947 nacieron los dos estados soberanos de la India y Pakistan.
Terminaba así un largo período de dominación Británica marcado por un colonialismo feroz, que dejó a la India sumida en un caos social, religioso y económico del que tardaría en recuperarse.

Como decía al principio de estos artículos, las grandes industrias del cine nos han mostrado casi siempre la cara amable de este imperialismo, siendo el africano o el indio el principal damnificado.
Aún así esto no debe ser impedimento para valorar un tipo de cine de aventuras que –en general- buscaba más el entretenimiento y el disfrute del espectador que la propaganda imperialista.
En la cartera se han quedado varios títulos de interés (Rebelión en la India, La jungla en armas, etc) no tan conocidos como otros (La carga de la brigada ligera, Las cuatro plumas) pero también merecedores de una revisión.


  

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