En
la sección de cortometrajes a competición hubo un estimable nivel en general, y
hay que destacar que a la selección final llegaron numerosos trabajos
realizados en nuestro país.
Como
hice el año pasado vamos de lo mejor a lo menos mejor.
Typist,
de Sergei Vlasov es un corto de
ciencia-ficción con un estupendo planteamiento, que juega con habilidad con los
dilemas morales que se plantea toda buena historia de ciencia-ficción.
Un
corto que convence al espectador a través de la historia y de una excelente
puesta en escena. Y sin efectos especiales.
Por
debajo de este corto Israelí situaría varios títulos más que aceptables. Nada
S.A, de Caye Casas y Albert Pintó, es una lúcida sátira del mundo laboral
actual; trata sobre un hombre que es contratado por una empresa para no hacer
nada.
Mordaz y sencillo, la historia consigue mantener la atención gracias a la
progresión dramática del personaje principal, al que imprime su personalidad un
gran Emilio Gavira, y con el que es complicado no sentirse identificado.
Canis,
de Marc Riba y Anna Solanas, es un
trabajo de animación salvaje y cruel, respira depresión por todos sus poros, y
sin embargo no puedes apartar los ojos de la pantalla. Canis es un corto
incomodo, que sabes que no puede acabar bien, pero fascinante y atrayente en
casi toda su duración. Se nota el laborioso curro de animación que hay detrás.
No
podía faltar el típico producto de sustos, y Lights out, de David F.
Sandberg, cumple las expectativas más exigentes produciéndote escalofríos desde
el segundo tres. Breve y eficaz. Un escalón por debajo se podría situar Timothy,
de Marc Martinez, bien dirigido y con mala leche, pero con un final algo
manido.
Cólera,
de Aritz Moreno me pareció también
un corto llamativo, basado en una historia corta de Richard Corben, contiene
cierto espíritu de comic de la E.C que hace que resulte un producto curioso y
simpático, sin más pretensiones.
Varias
propuestas iban de lo friki a lo surrealista. Star Wars, Holo
xperience, de Miguel A.S Cogolludo y Santiago Hernández, es un fan homenaje
a la serie de Lucas, agradable aunque algo alargado, que se beneficia de un
final de lo más chocante.
Chigger
Ale, de Fanta Ananas, es un corto surrealista muy bien rodado en el que nos
metemos en la piel de un tipo negro y contrahecho que se viste de Hitler y
vende discos pirata de Beyoncé. Una rayada atrevida y sugestiva.
No
podían faltar los zombies, y en The Working dead, de Fernando González, vemos
unos muertos vivientes corporativos que también sufren la crisis en sus propias
carnes podridas. Tiene un par de puntos y poco más.
Aparte
de Canis, también vimos otros cortos animados, como el correcto y
expresionista Candyhearts, de Joan Martínez Jiménez, el algo infantil
pero emocionante Orbitas, de Jaime Maestro, y Shine 3d, un
ingenioso y sangriento tour de force con marionetas.
Entre
lo más reseñable tampoco puedo dejar de nombrar el polémico Tygris, de
Jacob Chelkowski, que aunque es flojo en conjunto, contiene algunas imágenes
difíciles de olvidar. También difícil de olvidar es el trabajo que Ferreiro y
Díaz han realizado con su This is Joe, un cariñoso y sentido homenaje a
la figura de Joe Shuster.
Entre
lo más flojo del festival, y sin ser tampoco algo despreciable, dejo títulos
como No mires ahí, de Daniel Romero, From the Future with Love, K
Michel Parandi, y Pity, de John Pata.
Este
es el Palmarés final en las distintas categorías:
Mejor audio relato: Cuando
las luces parpadean, de Jordi Armisen
Mejor relato: La noche de la
rosa, de Salva Rubio
Mejor guión de cortometraje: Juegos,
de Guillermo Estrada
Mejor cortometraje: Typist,
de Sergey Vlasov
Mejor largometraje: Shock
Value, de Douglas Rath
Mención especial del jurado para
el largometraje Time Lapse, de Bradley King
Hasta el año que viene.
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