La
segunda edición de La Mano cerró sus puertas con sensaciones muy positivas, y
con la impresión de que se ha dado un gran salto desde la edición anterior. No
solo se ha elevado el nivel de calidad de los largos y de los cortos a
competición, si no que también se ha notado el ascenso de público y la mayor
difusión en los medios.
Además
el Festival ha contado con variadas actividades, como un taller de maquillaje,
conferencias, charlas con los directores y sesiones de películas de Nollywood a través de
la Cinecicleta, que de forma muy resumida consiste en un sistema para proyectar películas a pedaladas, esto es, a través de una bicicleta que hace de motor del proyector.
Uno
de los grandes aciertos de La Mano este año fue iniciar el Festival con Braindead
-un clásico del terror que no ha perdido un ápice de frescura- y contar con la
presencia de Diana Peñalver, que nos brindó una charla muy amena y con
anécdotas geniales sobre el rodaje del film.
Vamos
con la sección de largometrajes a competición. El primer día asistimos al pase
de All Hallows Eve (2014), de Damien Leone.
Esta
producción se circunscribe dentro de esa constante ola nostálgica que intenta
recuperar el sabor del cine de terror de los setenta y ochenta.
Ambientes
malsanos, imagen envejecida, grabaciones en Vhs, y mucha, mucha sangre y mal
rollo.
La
obra de Leone aprueba en todos esos apartados, pero naufraga un tanto en el
guión. All Hallows eve se estructura en varios sketches, y ninguno es
especialmente memorable. El esquema de las historias es un tanto repetitivo:
personajes femeninos huyendo para salvar sus vidas. Se echa en falta más
imaginación y se llega a añorar aquellos filmes de historias de los ochenta que
no solo eran efectos especiales.
Lo
mejor de la película con diferencia es el personaje del payaso, quien sirve de
hilo para unir los sketches y quién logra inquietarnos con cada aparición que
hace, rematándolas con un terrorífico final.
La
segunda jornada contó con Proxy (2014), de Zack Parker, y Wax (2014),
de Victor Matellano.
Proxy
se podría catalogar como un drama
psicológico con toques surrealistas. Tiene un ritmo pausado, una trama
imprevisible, y varios momentos de gran impacto. Parker se muestra como un buen
narrador, y especialmente durante la primera parte de la película consigue
desubicarnos, nos saca de nuestra zona de confort y hace que nos revolvamos en
nuestro asientos.
Proxy
es una cinta muy inquietante que
habla de muchas cosas, pero sobretodo de una sociedad enferma que se
autodestruye creyendo saber el por qué. Las motivaciones de los personajes son
tan demenciales como todo lo que nos ofrece esta alineada sociedad de consumo.
Una maquinaria inhumana que justifica la mentira, el odio al prójimo y la
sinrazón con tal de conseguir el éxito.
Como
apuntaba antes, la película tiene dos partes, y quizás en la segunda el listón
no se mantiene; el interés decrece y hay momentos que nos quedamos a la deriva,
pero en conjunto es una de las mejores películas independientes del año, más
allá de su género.
Wax es el primer film dirigido por Victor Matellano,
quien ya había dirigido algunos cortos y documentales sobre el género (Tío
Jess, Zarpazos).
La
película transcurre en un museo de cera durante una noche, y homenajea al cine
clásico de Mad doctors, y en especial a Los crímenes del museo de cera.
Lo
mejor de la función lo encontramos en el personaje de Jack Taylor, que se mete
en la piel de un malvado cirujano que se dedica a comerse a sus víctimas tras
provocarles unas escabrosas torturas.
Desgraciadamente
las apariciones del Doctor Knox son insuficientes para insuflar vida a una
película desangelada, con un guión poco inspirado que para una mejor ingesta
hubiera necesitado de más humor y auto parodia.
Su
corta duración se hace larga, y el giro final, aunque coherente, no salva los
muebles.
Pudimos
ver el trailer del próximo trabajo de Matellano, Vampyres, y en mi
opinión parece prometedor.
El
Miércoles 29 llegaron Found (2013), de Scott Schimer, y Chimeres
(2014), de Olivier Beguin.
Una
de las películas más esperadas era Found, que llegaba avalada por
público y crítica.
Desde
luego, lo que ha hecho Scott Schimer tiene mérito por partida doble. Por una
parte rodar un film con ocho mil dólares de presupuesto, y por otro, hacer que
ese presupuesto no solo no se note demasiado, sino que además acabe por hacer
una cinta con un buen acabado técnico.
Y
lo mejor de todo es que por encima de su factura, Found cuenta con un
guión muy trabajado, que tiene varias capas de lectura que la hacen un film que
pueda gustar a gente no aficionada al terror, y eso a pesar de las diversas
brutalidades que hay a lo largo del metraje.
Schimer
no se corta un pelo a la hora de mostrar escenas cruentas, y el gore está
mostrado de una forma creativa que te impresiona aún más.
Si
hay que ponerle alguna pega, se podría decir que algunos actores rozan lo muy
amateur, y eso hace que la película pierda fuerza y credibilidad en varias
fases del argumento.
El
final es para quitarse el sombrero.
Chimeres es un fim modesto que juega bien sus escasas
bazas. La premisa es original: después de un accidente, un hombre recibe una
transfusión con una sangre contaminada que lo empieza a transformar en un
vampiro. La pareja del chico intentará ayudarlo durante su conversión.
La
relación entre los dos protagonistas es creíble, aunque el guión se empeñe en
llevarles la contraria con algunas inverosimilitudes.
El
buen trabajo de los actores y la pequeña pero eficaz intriga funcionan hasta
mitad del visionado, cuando Beguin se saca de la chistera a una banda-secta que
hace que el film se convierta en una mala adaptación de Double Dragón.
Eso
sí, la parte final, con sus peleas y sangres, está bien rodada, y el desenlace
no deja mal sabor de boca, a pesar del ajo.
El Jueves llegó el día de dos premieres Europeas: Time Lapse (2014), de Bradley King, y Shock Value (2014) de Douglas Rath.
La
única producción de ciencia-ficción a concurso de La Mano alcanzó las
expectativas puestas en ella, y aún con un presupuesto minúsculo, demostró que
con actores competentes y una buena idea se puede hacer ciencia-ficción inteligente.
Para
no contar mucho sobre su trama –mejora su visionado si no sabes de qué va- la
película trata el siempre apasionante tema de las paradojas temporales, y con
apenas dos escenarios, crea una intriga al estilo Hitchcock, con muchos
detalles de los que hay que estar pendientes.
Esos
mismos detalles que te obligan a usar la materia gris para seguir la historia,
también juegan en contra del film cuando llega la hora de la resolución, pues
quedan flecos mal explicados o poco coherentes.
Si
pasas por alto esas cuestiones, y no te planteas algunos cambios poco creíbles
que se producen en los personajes principales, disfrutarás de un film bien
interpretado y correctamente dirigido.
Shock
Value venía al Festival como toda
una incógnita. La película apenas es conocida por estos lares, y hubo quien la
llegó a confundir con un reciente documental sobre los cortos que dirigieron
John Carpenter y Dan O´Bannon.
El
argumento, por demencial, no puede ser más atrayente: un director de cine
chantajea a un psicópata para ser la estrella de su próximo film de terror.
Visto
así, desde luego su director tenia entre manos un material peliagudo, altamente
inflamable si no se conseguía encontrar el tono adecuado.
Humanizar
la figura de un psicópata siempre es un tema delicado, y hay que darle la
enhorabuena a Rath por hacerlo sin caer en los tópicos; gracias a un muy
pertinente humor negro, llegamos a empatizar con el personaje interpretado por
Anthony Bravo, un asesino solitario manipulado por un agresivo director para
rodar una película barata e infumable.
Nunca
mejor dicho, Bravo por Bravo, que resulta un actor sorprendentemente sobrio en
este papel. El resto del reparto no desentona, y hay varias secuencias bien
dialogadas muy eficaces.
A pesar de un final un tanto convencional, Shock
Value es un producto por encima de la media, que encuentra su valor en lo
equilibrado de su mezcla, en sus idas y venidas del terror al humor.
Particularmente
delirantes son los pasajes en los que están rodando la película ficticia, un
cariñoso homenaje al meta cine barato.
Hasta aquí la sección oficial. El Viernes 31 su
pudo ver E.t, el extraterrestre (1982), de Steven Spielberg en
una sesión infantil, y para cerrar el Festival se proyectó The Figurine, una de las películas con más presupuesto del
reciente cine de Nollywood.
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