Los
hechos de Zulú (1964), de Cy Endfield, acontecen al día siguiente de la
batalla de Isandhlawana, en concreto
los días 22 y 23 de Enero de 1879. Rorke´s Drift era una estación misionera en
la provincia de Natal. Contaba con una fuerza de unos ciento cincuenta soldados
y quinientos nativos.
La
mañana del 22 de Enero el asentamiento es alertado de la masacre del día anterior,
confirmándoles además que existían muchas posibilidades que el siguiente
objetivo de los Zulúes fuera Rorke´s Drift.
Los tenientes John Chard (Stanley Baker) y
Gonville Bromhead (Michael Cane) meditan la posibilidad de salir de allí, pero
la misión cuenta con un Hospital ocupado por numerosos heridos, que hubieran
ralentizado y entorpecido la huida.
A
pesar de tener en contra la opinión de algunos, los mandos apuestan por
defender el asentamiento y esperar a los refuerzos.
Cuando
se confirma que el ejército Zulú se aproxima, la mayoría de soldados nativos y
varios soldados británicos desertan –más de uno muere a manos de sus propios
compañeros-, reduciendo la fuerza inglesa a casi la mitad.
Los
Zulúes cuentan con un ejército de entre tres mil y cuatro mil hombres;
curiosamente ninguno de ellos había participado en la contienda de
Isandhlawana. Los tenientes ingleses preparan la estrategia a seguir, y
comprenden que no podrán defender el perímetro exterior del lugar ante tanta
superioridad numérica; deciden construir una empalizada interior con la que
protegerse en caso de necesidad.
El
asedio es inmediato y da comienzo una batalla que durará hasta el día
siguiente, dando como resultado una sorprendente “victoria” británica.
Para no destripar demasiado el “cómo” una fuerza tan inferior consiguió sobrevivir, decir que buena parte de aquel milagro se produjo gracias a la estrategia y a la superior ventaja armamentística británica.
En uno de los momentos clave del combate, se abrió fuego con
descargas cerradas (de una vez por batallón, compañía o sección) que mermaron
de forma considerable al enemigo Zulú.
Los
números son esclarecedores: 27 muertos (67 según otras fuentes) en el bando
británico, mientras que alrededor de 351 zulúes (más de 500 según otras
fuentes) perdieron la vida durante la batalla.

Endfield
también profundiza en los personajes que habitan la Misión, de ese modo
consigue que los enfrentamientos sean más vibrantes y emocionantes, aunque
siempre estemos en el lado inglés. Tampoco hay que desmerecer el apartado
técnico, que nos obsequia con una excelente fotografía y grandes momentos de
batalla (Véase toda la parte final).
Stanley
Baker y Cane se muestran eficaces y solventes en sus papeles, y el elenco de
secundarios enriquece un guión si acaso demasiado estirado (148 minutos), que
en su primera parte habría requerido algún corte.
Zulú
es cine bélico de calidad, sabe
conjugar la historia con la épica, traslada al espectador la sensación de
angustia y encierro que vivieron los soldados y lo mezcla con escenas de
combates muy bien rodadas.

Quizás
tampoco hubiera estado mal sacar un rotulo explicando como acabaron algunos de
los soldados condecorados por aquella acción:
olvidados
o muertos en la miseria.
En
todo caso la batalla de Rorke´s Drift está considerada uno de los grandes hitos
militares de la historia, y como toda relato que cuenta con dos bandos, cada
uno lo ve desde el punto de vista que más le interesa.
La
guerra anglo-zulú terminó el 4 de Julio de 1879 con la batalla de Ulundi, en la
que Lord Chelmsford se vengó de la humillación militar de Isandhlawana,
aplastando al ejército zulú y obligando al rey Cetswayo a huir.
Pocos
años después en otra parte de África se iniciaba la guerra anglo-Egipcia, que
acabaría en 1882 con un protectorado británico en aquel territorio. Por aquel
entonces se produjo una rebelión de fuerzas Sudanesas, al mando de El Mahdi, un
autoproclamado líder musulmán que decía haber sido elegido por Alá para
apoderarse de todo el continente.
Los
británicos no querían una guerra con Sudán, por lo que pidieron al gobierno
Egipcio que evacuase a todos sus súbditos del país sudanés.
El
general Gordon, hombre místico y con muy buena reputación en Sudán, tuvo el
difícil encargo de ir a Jartum y sacar a los egipcios que allí quedaban.
Gordon
era partidario de acabar con El Mahdi antes de que su ejército creciese y
fijase su vista en Egipto, pero la corona británica se opuso a esta petición. Gordon
también pidió el envío de tropas a Jartum, ya que insistía que el ejército de
El Mahdi estaba cerca de las puertas de la ciudad y no daría tiempo a evacuar a
todos los egipcios. Algunas fuentes apuntan que Gordon permaneció adrede
demasiado tiempo en Jartum, a la espera de los batallones ingleses.
Y
es que gracias a su fama como negociador, Gordon logró presionar a Inglaterra
para que enviase un ejército, pero la intención de la corona nunca fue llegar a
Jartum a atacar a los Mahdistas.
El
asedio dio comienzo en 1884, y Gordon defendió la ciudad como pudo, con un
contingente de siete mil hombres egipcios contra cincuenta mil sudaneses.
Para
los que quieran ver la película sin conocer el desenlace, dejaré dicho
comentario al final del artículo.
Kartum
(1966), fue dirigida por Basil Dearden y Eliot Elisofon, si bien se atribuye
todo el mérito al veterano Dearden, artesano inglés proveniente de los estudios
Ealing.
Nominada
al mejor guión, es precisamente en ese aspecto donde el film tiene sus mejores
aciertos. Kartum resulta un interesante documento histórico, pero ante todo
brilla en la relación de los personajes, especialmente con esos dos monstruos
de la gran pantalla que eran Charlton Heston y Laurence Olivier.
El
encuentro inventado entre Gordon (Heston) y Mahdi (Olivier) es con mucho lo
mejor de la película, un duelo interpretativo de altura, aderezado con una
línea de diálogos afilados e inteligentes.
Kartum
también funciona a la hora de explicar los mecanismos que utilizó Gordon para
negociar con las diferentes partes. La trama del intento de salvar la ciudad
consigue atraer al espectador, y a ratos convierte la cinta en una especie de
thriller.
Sin
embargo Dearden cojea en un apartado fundamental cuando hablamos de un film
bélico. De las tres secuencias de enfrentamientos que hay en esta producción,
apenas se salva la primera.
El
director inglés hace mal uso de las pantallas verdes, comete varios fallos de
racord y no consigue dotar de emoción el asedio final, breve y mal narrado.
Aún
así los elementos negativos no terminan de eclipsar el producto final; estamos
ante una película recomendable, llena de elementos de interés y muy
entretenida.
¿Y
qué ocurrió en Jartum?
Jartum
cayó aplastada bajo el poderío Sudanés el 26 de Enero de 1885; todos los
soldados fueron liquidados, el General Gordon murió con una lanza clavada en el
corazón, después fue decapitado y su cabeza fue llevada a la presencia de El
Mahdi. Aquí terminaba la película.
Seis
meses después El Mahdi moría de tifus y su ejército se debilitó.
En
1898, y en venganza por la muerte de Gordon, una tropa inglesa acabó con las
fuerzas Mahdistas en la batalla de Omdurman.
Más
tarde, Lord Kitchener, quien lideró durante esta contienda a las fuerzas
inglesas, desenterró los restos de El Mahdi y convirtió su cráneo en un
tintero.
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