Devoured,
Año: 2012, Director: Greg Olliver, Reparto: Marta
Milans, Kara Jackson, Bruno Goiello.
Sinopsis: una madre inmigrante trabaja como limpiadora en
un viejo restaurante de Nueva York para poder pagar la operación de su hijo
enfermo. Sin amigos ni familia, tiene una vida solitaria y desesperada, ahorra
cada céntimo para enviarlo a casa para su hijo. A medida que sus circunstancias
empeoran, las fuerzas malignas que habitan el restaurante comienzan a
atormentarla.
Un buen ejemplo de como el cine de bajo presupuesto
puede convertir sus defectos en virtudes. Pocos actores, lugares solitarios, un
par de escenarios y escasos diálogos; con estos ingredientes, Greg Olliver
construye una película de terror pequeña pero estimulante, llena de
repeticiones inquietantes (esos planos de comida) y elipsis que sabemos que
esconden algo pero no tenemos la certeza de qué es.
Una de las primeras cosas que llama la atención es
su tempo, pausado y alejado del terror norteamericano de palomitas, que nos va
sumergiendo poco a poco en una atmósfera pesadillesca y surreal. A esto debemos
sumarle una trama que incluye crítica social y fantasmas, y que son esenciales
tanto para entender la historia como para disfrutar de un final acertadísimo y
sangriento, que consigue hacernos olvidar lo previsible del argumento principal
del film.
Olliver es habil en el uso de la profundidad de
campo, y muchas escenas de suspense ganan enteros gracias a su buen manejo del
espacio.
Pero en Devoured hay un aspecto positivo que
se eleva por encima de todas estas cosas: la interpretación de Marta Milans. Es
todo un descubrimiento, una actriz total que encima es madrileña, y que logra
acercarnos con sensibilidad a un personaje marcado por sus traumas y sus
problemas internos y externos. Ojalá esta chica no caiga en el limbo y la
veamos en un tiempo triunfando en las salas de cine.
Devoured no pasará a la historia del cine de terror ni lo
pretende. Es posible que aburra a los acostumbrados a un cine más comercial, y puede que no sorprenda a los curtidos del thriller sobrenatural.
Pero son males menores que no deben empañar un tipo de cine (el independiente)
que puede ser una buena salida para que el género pueda seguir reciclándose.
Dae
gi eui wang,
Año: 2011, Director: Yeun Sang-ho, Animación.
Sinopsis: Kyung-min y Jong-suk no pueden tener vidas más
dispares: el primero es un hombre de negocios y el segundo es un escritor sin
empleo que descarga su violencia con su mujer. Ambos se encuentran una noche
para recordar cuando eran adolescentes e iban al instituto, donde eran acosados
por sus compañeros y donde conocieron a Kim Chul, el único capaz de defenderles.
En el cine surcoreano –no sé si en la vida real- son
muy dados a las emociones extremas. Hay una tendencia al dramatismo y a
prolongar las secuencias de dolor y pérdida. La violencia es algo cotidiano,
cualquier discusión acaba a tortas y el suicidio y la autodestrucción siempre
parecen opciones lógicas; además, la figura del antihéroe se antoja como el más
agresivo de todos los personajes, aunque se pase la mitad de la película
callado y quiera hacer amigos de vez en cuando.
Quienes
visiten con frecuencia los thrillers made in corea, no se alarmaran por lo que muestra el
film de Yeun Sang-ho -todo lo citado y un poco más- pero encontraran novedades
en el tema de fondo, ya que pocas veces los sur coreanos suelen tirar piedras
contra su propio tejado, en este caso, contra las estructuras internas de sus
colegios.
La crudeza reside en ser testigos de como un sistema
educativo represor, instaurado para “controlar” al alumnado, machaca y
desconecta las aspiraciones de todos aquellos chavales que no han tenido la suerte
de nacer ricos o de ser unos matones.
La violencia diaria forja seres sin conciencia que
luego arrastraran sus traumas hasta la madurez, donde en ocasiones llegan a
florecer nuevos monstruos.
King of the pigs es una película dura y poco aconsejable para
depresivos o buenistas. Apenas hay una nota alegre en todo el film, y eso acaba
impregnando el relato de un fatalismo cercano al sadomasoquismo, algo por otra
parte también muy de los orientales en general.
La animación es correcta y realista, y en varios
aspectos me recuerda la de Vals con Bashir, aquel maravilloso film
Israelí del 2008. Quizás no tan brillante visualmente, Kings of the pigs
se defiende en el ámbito humano y psicológico; es una película solida e
interesante a la que quizás le falte algo
de empatía con el espectador, con tanto personaje desquiciado y
regulero. Pero vamos, a lo mejor me equivoco y es simplemente una cuestión
cultural, vaya usted a saber.
Año: 2013, Director: Roque Madrid, Reparto: Victor
Sevilla, Rubén Mascato, Raquel Arcos.
Sinopsis: Dos jóvenes parejas escogen un lugar para su
botellón del sábado: un cuartel abandonado con una leyenda. Lo que parece ser
una noche igual que otra, comienza a ir mal.
Galardonada con el premio a mejor película del Festival,
si has leído la sinopsis ya sabrás por donde van a ir los tiros. Jóvenes
alcornoques, idas y venidas interminables, leyendas de mercadillo y un lugar en
ruinas para darle el tono tétrico al tema.
Me parecería un batiburrillo aprovechable si no hubiera sido
explotado hasta la saciedad en muchas producciones del último lustro, junto con
los torture y los mockumentary, de los que Escóndete también bebe en
grandes cantidades aunque no estemos ante un found footage al uso.
Si bien el punto de partida no es original, sí que hay
elementos que varían lo suficiente para crear algo de tensión; la idea del
juego del escondite con un ente sobrenatural de por medio no es nueva (El
orfanato), pero aquí está tratada de otro modo, y las dos mejores secuencias
(un acoso a dos personajes y el final) se aprovechan de ello.
El problema es que, aparte de esas dos secuencias, lo
demás es, la mayor parte del tiempo, aburrido y redundante.
Los personajes empiezan hablando como poligoneros y
macarras. Los actores están metidos en sus papeles; hasta que uno de los chicos
cuenta la leyenda del lugar: entonces su léxico cambia de forma sorprendente y
sólo le falta recitar a Shakespeare. Es uno de esos errores que te puede sacar
de una película que se presupone seria.

Este film no suma nada nuevo que no viésemos mucho mejor
–uno ya se cansa de ver personajes de cara a la pared- en El proyecto de la
bruja de Blair o en la reciente y modesta Atrocious. Lo peor es
que, en otros infames plagios, como Grave encounters, The tunnel o
Haunted Changi, encontramos más sangre y diversión que en la película de
Roque Madrid.
En mi opinión un corto podría haber sido una magnífica opción para una
trama anecdótica que de tanto estirarse se hace, citando a Juanito,
“molto longo”.
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