Aparte de los films a concurso, también se pudo disfrutar
de un buen puñado de cortometrajes vinculados con el terror y el fantástico. No
voy a hablar de todos ellos porque son muchos y no recuerdo todos, pero sí
quiero hablar un poco de los que más me gustaron y de alguno que me pareció
pésimo.
Destacaría dos trabajos: uno es Hotel, de
José Luis Alemán, y el otro Honeymoon suite, de Zao Wang. Hotel
está basado en una historia de Thomas Ott, un artista suizo de lo mácabro y lo
surreal que publicó esta historieta en el comic Cinema Panopticum.
Una vez visto, recuerda mucho a las historias de
terror de la E.C y a las temáticas de corte fantástico del Zona 84.
Un hombre camina por el desierto (¿?) y llega
a un hotel que se encuentra en medio de la nada. Una vez dentro, se percata de que el
lugar parece hallarse abandonado. Eso cambia cuando entra en una sala y se da
de bruces con un verdadero banquete, una mesa llena de apetitosa comida.
Hasta aquí puedo leer sin desentrañar una trama que
no descubre sus cartas hasta el memorable final. Más allá de su argumento
resultón, hay que subrayar que Hotel sobresale por su gran apartado
técnico, en el que las labores de diseño artístico y maquillaje hacen que este
corto crezca exponencialmente.
No cabe duda de que hay mucha pasta invertida en
esta producción. Los interiores, la fotografía, los efectos y el montaje
demuestran que estamos ante un trabajo muy elaborado. Pero la mano de Alemán
también funciona a la hora de manejar el tiempo de la historia; sin andarse con
florituras, coloca la cámara en el sitio adecuado y dota a su trabajo de ritmo
e inquietud. Un corto destacable.
También Honeymoon suite es una producción muy
cuidada. Es un corto donde no importa tanto lo que se cuenta como los detalles;
son los que hacen de esta pieza un producto diferente y muy sugestivo. Un hombre
de negocios llega a un Hotel de lujo chino y es atendido por una relaciones
públicas. Ella es la encargada de enseñarle su habitación, una suite que cuenta
con una llamativa peculiaridad: tiene varios grilletes sujetos a la cama.
Tampoco destriparé nada más de este elegante corto;
sólo decir que aunque la historia no me pareció para tirar cohetes, el trabajo
con los personajes, la parte final y esos detalles de los que hablaba antes,
hacen de Honeymoon suiete una experiencia gratificante y muy
recomendable.
Honeymoon suite se llevo el premio al mejor corto del Festival, y Hotel, el premio del público.
De los demás trabajos, pues un poco de todo. El
corto esloveno Curiosity Kills me pareció muy simpático; trata sobre una
familia que se enfrenta a una rata radiactiva, y su director mezcla sabiamente
la estética del cartoon con el gore más desenfrenado.

En la zona tibia situaría algunos trabajos que me
parecieron interesantes pero irregulares. Monsters does not exist parece
un documental sobre Camboya, y en realidad lo es. Behind the bush y Killrats
son dos cortos pasables, con unos buenos efectos especiales pero saturados de
tantas referencias y plagios al género que se olvidan nada más verlos. Cold
Turkey es un corto islandes con un buen punto de partida que no termina de
explotar su planteamiento.
Dientes de otro es un corto atrevido y muy
personal. Se palpa el gusto por el cine más agresivo de Fulci o Lustig, y logra
momentos de una malsana atmófera bizarra. Lástima que se alargue un guión que
apenas existe, y que se note demasiado el tono amateur en los actores y en la
dirección. Pero desde luego, me quedo con este tipo de cortos que buscan
fórmulas arriesgadas a otros que tienen mucho más presupuesto y que son tan
correctos que dan grima.
En este saco voy a meter algunos productos que me
parecieron mediocres, como lo último del inefable Julián Lara, su decepcionante
Till death do us part, un corto desangelado y torpe hasta decir basta.
Otro que me resultó flojo fue Presence Required, ejemplo de corto
bienintencionado que tiene una idea insólita de base pero que no sabe
desarrollarla ni nada que se le parezca. Y qué decir de Tin y Tina, uno
de los truños más impresentables que he visto en mucho tiempo. Es un caso claro de una tomadura de pelo envuelta en una buena factura técnica.
Pues eso, que luego muchas de estas cosas están
subvencionadas por el Ministerio de Cultura. Ahí es nada.
Para terminar los comentarios sobre “La mano”, pues
dar la enhorabuena a sus organizadores por la gran labor realizada. Han hecho
un trabajo magnífico trayendo a Colin Arthur, creando concursos de audiorelatos
y relatos, organizando conciertos y conferencias como la de Carlos Garcia Miranda y Luis
Muiño, y sobretodo, dando vida y calor a un Festival que ojalá dure muchos
años.