Sinister,
2012, Director: Scott Derrikson, Reparto: Ethan Hawke, James
Ransone, Juliet Rylance.
Un periodista
viaja con su familia a lo largo y ancho del país para investigar terribles
asesinatos que luego convierte en libros. Cuando llega a una casa donde ha
tenido lugar el asesinato de una familia, encuentra una cinta que desvela
horribles pistas que van más allá del esclarecimiento de la tragedia.
Aunque concebida a la sombra de Insidious, había
dos nombres que en seguida atrajeron mi curiosidad sobre este film: Ethan Hawke
y Scott Derrikson. En primer lugar llamaba la atención que un actor como Hawke
interviniese en un film de terror, por lo que se podían suponer dos cosas: O le
interesaba el proyecto o necesitaba pasta. Como no sabemos la respuesta,
después de haber visto la película, vamos a conjeturar que lo hizo atraído por
un argumento con más jugo de lo normal.
Scott Derrikson venía de un batacazo como Ultimatum
a la tierra (2008), pero el que volviera al terror puro y duro era una
excelente señal, dado el éxito de crítica y público que consiguió El
exorcismo de Emily Rose(2005). En mi opinión, no sólo ha superado a esta última, si no que además creo que Sinister
es el mejor film de terror estrenado el año pasado. Claro, no es decir mucho
dado el bajo nivel que recorre cada una de las producciones que se estrenan en
el mundo.
Digo esto
porque hasta hace poco había algunas cinematografías que salvaban el año
terrorífico: De Japón, Corea o Australia nos llegaban títulos atractivos,
interesantes, diferentes. Pero eso se acabó, desgraciadamente. Parece que la
crisis mundial afectó a la ya agónica crisis del género, y la cosa ha ido de mal
en peor. Así que, muy de cuando en cuando, nos llega un Sinister, un film que
nos devuelve, aunque sea a ratos, la sensación de estar viendo una película de
género seria, con personajes interesantes y una trama que no se derrumba
después de la primera media hora.

Sinister
contiene una atmósfera opresiva, llena de sombras que sugieren más que
muestran. Premio para la estupenda fotografía de Chris Norr, que juega con la oscuridad para crear tensión en el espectador. Hay un momento en el que Hawke y
su esposa están en la cama, hablando.
Un plano de la mujer deja aire a su derecha, donde se ve el fondo del cuarto,
casi a oscuras. Una toma sencilla, pero en la que no puedes dejar de estar
pendiente de esas tinieblas que parecen esconder algo.
Además,
Derrikson cuenta en el guion con una baza que puede jugar a favor de un film o
hundirlo de forma irremediable: Grabaciones encontradas en super 8. Y aquí el
director aprueba con nota, con algunos momentos especialmente lúgubres,
macabros e intensos.
Sumemos a todo esto una de las bandas sonoras más
siniestras que he escuchado en mucho tiempo, el trabajo más que correcto de
Hawke y los secundarios, y una buena labor de montaje. Sinister es un producto
sólido, al que se le puede poner el “pero” comentado antes y el final, demasiado gráfico para el tono del
film y con un tufillo a “continuará” poco aconsejable.
Puede que Sinister no se convierta en un film de culto, o sí,
pero desde luego es un título recomendable para los que echan de menos un buen cine
de terror.
Tyrannosaur, 2011, Paddy Considine, Reparto: Peter
Mullan, Olivia Collman, Eddie Marsan.
Joseph (Peter
Mullan), un viudo alcohólico, violento y autodestructivo, encuentra una
esperanza de redención en Hannah (Olivia Colman), una mujer muy religiosa a la
que conoce a raíz de un altercado. Al principio Joseph se burla de su fe y da
por supuesto que su vida de creyente debe de ser muy apacible, pero pronto
descubre que, por el contrario, está llena de dolor y confusión. A medida que
su relación se consolida, ambos se dan cuenta de que el amor y la amistad
pueden encontrarse incluso en los lugares más oscuros.
El actor Paddy Considine debuta en la dirección
con este impactante drama, interpretado por un Peter Mullan y una Olivia
Collman brillantes. Tras el verdadero título en inglés, “Tyrannosaur”, Considine
narra un muy duro retrato de dos seres humanos al límite, cada uno enfrentado a
circunstancias extremas, que nos pueden parecer lejanas, pero que laten en el corazón de nuestras ciudades
constantemente.
Mullan interpreta a un hombre violento que
proviene de un barrio marginal donde sólo sobrevive el más fuerte. Ella vive
acosada por su marido, un individuo brutal y posesivo que ha convertido a su
pareja en un títere, en una persona sin autoestima y sin defensas.
Mullan y ella se conocen, e inician una relación
marcada por el pasado de ambos. La película refleja a la perfección la
necesidad que siente el uno por el otro, nacida de la desesperación, del no
encontrar nunca una salida a sus problemas.
Redención habla de una redención, sí, pero también muestra
los entresijos de la sociedad moderna, inhumana y vacua, que crea monstruos y
los alimenta sin pudor, para luego mostrárnoslos
-cuando ya no hay remedio- en los medios de comunicación como atracciones de
feria.
Quedan avisados, es un film descarnado, con
momentos crueles y desconcertantes, no apto para todos los públicos. Pero
merece la pena ver a Mullan metido en un papel que parece hecho a su medida;
este hombre debería haber estado nominado al Oscar por este papel, y su
compañera de reparto no debería haberse quedado atrás.
Considine apunta buenas maneras. Su dirección es
vigorosa y saca hasta la última gota de talento a su reparto. No es una
película con un gran guion, pero lo que cuenta está narrado con firmeza, es una
magnífica cinta de actores y está por
encima del nivel del cine que nos llega de las islas últimamente.
Puede que muchos digan que el final no es muy
consecuente, pero, ¿Acaso no estamos ante un cuento moderno con moraleja
incluída?