Entre
las dos secuelas de Invicto, Adkins intervino en varios proyectos, uno de ellos
junto a Van Damme, El patrullero (2008), con el que repetiría en
Juego de asesinos (2011) y en Los mercenarios 2 (2012). También
intervino en pequeños papeles para películas de gran presupuesto (Lobezno, El
ultimátum de Bourne), y por último encabezó un reparto por primera vez en Ninja
(2009), un film ajustado para Adkins,
que no obtuvo mucho éxito pero que resulta un ámeno pasatiempo (Adkins
ya prepara su secuela). Y así llegamos a sus últimos trabajos, los que deberían
lanzar una carrera en el cine de acción que ya se prometía difícil cuando
empezó, dado que, aparte de Statham y Willis, en los últimos años ningún actor
de acción ha conseguido atraer al público
a las grandes salas.
La
primera, Soldado universal: Day of reckoning, no es que vaya a romper la
taquilla, pero cuenta con un trio (Van Damme, Adkins, Lundgren) lo
suficientemente llamativo como para venderse bien en muchos países a través de
formatos domésticos. Entre estos países no debe incluirse España, quien sabe si porque no renta
invertir en un país con tanto piratilla. Ocurre que, una vez vista, quien sabe
si muchos fans de estos actores no se habrán sentido estafados.
Y es que cuando un fan de Van Damme acude a ver una de sus
cintas, en la que además aparecen Lungren y Adkins, espera que haya tortas,
malos sin dos dedos de frente y un argumento simple y mascadito. Casi todo lo
contrario de lo que podemos encontrar en una secuela que no parece una secuela,
sino todo lo contrario.
¿Por dónde empezar? Es complicado. ¿Se puede
afirmar que Day of reckoning es un film de acción con una trama
compleja?, ¿Es acaso el primer largometraje de lo que podría ser un nuevo
género, algo así como cine de autor de acción? Pues puede que las dos preguntas
tengan una respuesta afirmativa, ya que lo que sí se puede concluir es que John Hyams (No Florentine) quería hacer una película distinta, con una estética oscura,
surrealista, bizarra, que contuviese acción pero también un mensaje y un
estudio de personajes; quería rodar un film con forma y fondo, así que el bueno
de Hyams tiró de referentes y se preguntó: ¿Por qué voy a inventarme algo
nuevo si ya está inventado? Y, ay, no se le ocurrió otra cosa que usar de
espejo una cima del séptimo arte como Apocalipse Now. Pero es que no
sólo la uso de espejo, sino de calco, porque hay tantas referencias directas al
film de Coppola, tantos plagios estéticos y narrativos que cualquiera que ame
el cine acaba abochornado ante tanto dislate. Y lo peor (O mejor) es que ahí no
acaban los gustos cinéfilos de este Hyams desatado, ya que se atreve
a crear atmósferas oníricas que
recuerdan mucho a Lynch, con lo que el potaje puede resultarle intragable o
indigesto a más de uno.
Si
uno acepta barco como animal de compañía, o lo que es lo mismo, a Van Damme
como Coronel Kurtz, puede pasar un rato entre anodino y entretenido, pues
el film tiene unos cuantos atractivos, entre los que destacan, sobretodo, unas
(Pocas) peleas salvajes y magníficamente rodadas, donde sale a flote el
verdadero talento del hijo de Peter Hyams. Adkins da patadas como nadie y también se
ajusta a su papel sin aspavientos y con naturalidad, siendo el mejor parado de
la santa trinidad Soldadiesca. De Van Damme y Lundgren, mejor no hablar. El
guión no se sostiene ni con una grua, pero tiene algunos elementos
interesantes centrados en el personaje de Adkins y en la resolución del
conflicto.

El
que suscribe prefiere ver este tipo de película a, por ejemplo, lo último que ha rodado Adkins: El gringo. La
película de Eduardo Rodriguez es el típico subproducto de serie B, apañado,
moderniqui (Con sus presentaciones de personajes tipo Feast) pero
mediocre y poco sugestivo. Aquí Adkins es presentado como un héroe de acción
todoterreno: Dispara, pelea y salta mientras liquida a treinta malos por
minuto. No se le da mal este nuevo rol. Se mueve con soltura y puede llevar las
riendas de una película de este tipo con solvencia, hasta ahí, no problemo.
Pero si Adkins quiere triunfar más allá de los circuitos caseros, debería saber elegir con más acierto sus
futuros proyectos.
Una película como El gringo no aporta nada a su
carrera, más bien todo lo contrario. Vale que es una peli resultona, la
producción es decente y el argumento, a pesar de ser flojo, no contiene demasiados disparates. Pero a estas alturas Adkins necesita un film que no se
parezca a otros mil similares de los que se editan a lo largo del año.
El
gringo satisfará a los que busquen un film de acción al uso: un antihéroe muy
duro, malos muy malos, chica escultural y un pueblo fronterizo. Acción en
grandes cantidades y un happy end típico y tópico. Ni más ni menos. Esperemos
que nuestro mamporrero actual favorito (Con permiso de Statham) sepa acertar en
la próxima ocasión, aunque también es verdad que tiene pendiente un film de
dudosa calidad que no promete demasiado: Re-kill.
En
todo caso, seguro que tenemos a Adkins para rato. Que no decaiga.